viernes , 1 diciembre 2023
EMPRENDEDORISMO
Antonio Dimare siendo casi un niño vino a nuestro país, junto a sus hermanos, José y Alfredo; y su madre Teresa y su padre Cataldo. Su hermana Sisina ya había emigrado un año antes.
Provenientes de Nápole, traían en sus corazones la esperanza de un futuro próspero y lleno de promesas en esta bienaventurada Argentina.
De muy jóvenes trabajaron en una fiambrería que poco a poco fueron ayiornando; y en sus ansias de progreso los fines de semana vendían pastas frescas. Antonio recuerda con gracia como iba a buscar en colectivo la mercadería al
mayorista: «la manteca llegaba casi derretida…blanda, y había que volver a darle la forma»…»yo soy el ejemplo de que cuando uno quiere, se puede» repetía a cada momento de la enriquecedora charla.
Habiendo hecho una clientela con las pastas, y juntados ciertos ahorros, decidieron buscar una fábrica de pastas para comprar. Así salió junto a uno de sus hermanos con los clasificados en la mano.
Después de decepcionantes ofertas solo quedaba un último clasificado al final de la lista, y se encaminaron a visitar la planta en le barrio de Liniers. Llegaron a un pequeño taller que se llamaba Barr. Para la sorpresa de ambos se trataba de una
fábrica de elementos de cotillón…claro… no decía «Fabrica de Pastas» en el clasificado, sino «Fábrica de Plástico». Un afortunado error, como lo demostró el desenlace de esta inspiradora historia.
«Cuando vi la cantidad de formas que se podía hacer con el plástico mi mente no paró de imaginar» comenta Dimare. Pero el viejito, quién ya estaba cansado del oficio y estaba decidido a vender se mostró desconfiado de la juventud de los
compradores. «Está bien, pero venganme a ver con un mayor»…Claro, para ese entonces Antonio solo tenía 16 años.
Finalmente compraron la pequeña fábrica, pero se propusieron encaminarla a la fabricación de juguetes didácticos para niños. Con esfuerzo y entusiasmo fueron desarrollando sus productos y afianzando su mercado.Con un espíritu innovador y un poder de adaptación ejemplar supieron sobrellevar los vaivenes de los diferentes escenarios económicos y políticos que atravesó el país.
Expuso Antonio refiriéndose a la inserción de sus hijos en la empresa: «Los chicos dicen que se aburren en la casa me decía mi mujer». Entonces los comenzó a llevar a la fábrica. «Pero yo les decía: Si no van a bajar al taller se ponen a trabajar con los demás empleados; y así fueron aprendiendo el oficio». Ahora los cinco hijos de Antonio constituyen el traspaso generacional de la firma, y llevan adelante sus tareas con el
mismo amor y pasión que le ha sabido trasmitir su padre.
Hoy la fabrica cuenta con varias lineas de productos: Rasti, Blocky, Bimbi, Armatron y Piago. Pero todas ellas son parte de una búsqueda constante de innovación e
inversión en el desarrollo de los mismos, desde la generación de ideas, la matricería, el marketing, la comunicación, el packaging, y todos los demás aspectos que hacen a la construcción de las marcas y su posicionamiento en la mente del consumidor.
Siempre con la cabeza puesta en que aspectos diferenciales podían hacer que el público consumidor los eligiera entre muchas otras marcas. Trabajando en el perfeccionamiento interno, pero sin perder de vistas que fabricaban para los clientes.
Antonio siempre había sentido admiración por la marca alemana Rasti, y fue así que en la decada del ´70 habiendose corrido el rumor de que la fabrica estaba en ventas se encamino a hacer las averiguaciones. Los montos solicitados por la firma alemana no estaban al alcance de los Dimare en ese entonces. Una desilusión que no menguo la fuerza creativa de este constante emprendedor. Plastiblok (que tiempo después se convertiría en Bloky) se convirtió en el producto estrella que captaría un importante segmento del mercado masivo.
Ser emprendedor no es solo haber llevado a cabo un emprendimiento y descansar sobre su estandarte. Ser emprendedor es tener una constante visión innovadora,
una apertura permanente al cambio, y una capacidad de adaptación a las condiciones que presenta el entorno. La inversión y reinversión constante son fundamentales para
la búsqueda de competitividad a lo largo del tiempo, así como también la actitud de imaginar, arriesgar y creer que es posible. Y Antonio nos dejó entrever que posee
todas estas cualidades un muchas más.
Y cuando uno no deja de creer la vida te da revancha. Es así. que en el año 2007 los Dimare adquieren Rasti. Había llegado a los oídos de la familia que las matrices se encontraban en una planta parada en el sur de Brasil. «Los chicos, me dijeron…
ahora que estás con mas tiempo, anda a verlas..». Y así Antonio cerró la operación. Un sueño más cumplido, sin desmerecer todos las demás singulares concreciones.
Mientras seguimos el recorrido por la fábrica, Sabrina, la menor de los Dimare, y ganadora de Premio Joven Empresario Bonaerense 2016, comenta (casi sin percibir ella que su boca estaba articulando estas palabras…como brotando directamente de su inconsciente): «Para papà la fabrica es su vida». Y así se dejaba ver a cada momento que Antonio nos mostraba cada sector de la línea de producción. Su rostro
iluminado de felicidad al estar compartiendo con nosotros la historia de lo que fue su vida, sus proyectos, sus pasiones y el orgullo que sentía de haber podido articular con gran talento el trabajo, la familia, los sueños compartidos.
Daniel (el mayor de los hijos), ante nuestra observación sobre el minucioso orden y limpieza de la planta y en especial del depósito, nos comenta que todo estaba minuciosamente clasificado y controlado por un sofisticado sistema informático
que articulaba desde la entrada del pedido, pasando por la preparación de las materias primas necesarias, el seguimiento de la producción, el pedido terminado en depósito, hasta la facturación y despacho. La aplicación de la ingeniería en
sistemas es una herramienta fundamental para la optimización de los tiempos y recursos en las empresas de hoy.
Y cerró la charla Antonio con un mensaje altamente positivo y esperanzador: «Lo que tenemos en la Argentina son buenos ladrillitos y podemos hacer lo que queremos, y como dije antes, SE PUEDE…y con buenos ladrillitos vamos a hacer una Argentina grande !!».